Nacer antes y convertirse en un niño de brazos: la gran bendición.



I. Los brazos de mamá son la mejor cuna del mundo.

No existe tal cosa de "embracilar" a un bebé o "malcriarlo" si se le ofrecen los brazos -y cargarlo- cada vez que lo pide. Esta necesidad de estar con su mamá y de ser llevado en brazos es la bendición de la VINCULACIÓN.


Dice Laura Rincón Gallardo, precursora de la terapia de contención en México, que mamá e hijo se "prestan un servicio" al llevar a cabo la vinculación. Yo lo veo de esta manera: el bebé con su olor, con su llegada, con su cercanía le permite a mamá permanecer en un delicioso estado de enamoramiento, una sensación increíble de bienestar; y mamá, a su vez le da al bebé una sensación de seguridad y protección.

Sin embargo, la vinculación puede verse afectada muchas veces. No siempre el parto es la experiencia hermosamente transformadora que vincula madre con hijo. En ocasiones, por ejemplo, en un parto prematuro, o en un parto que termina en hospitalización para uno de los dos y en terrible separación, la vinculación se ve afectada...(Continuar leyendo, click AQUI)




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